PUERPERIO RESPETADO
- matriafecunda
- 24 nov
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Hace algunos años, comenzó en Chile el activismo por un parto respetado. Se ha trabajado arduamente y, en la actualidad, aunque la cobertura no es universal, existen varias alternativas a la hora de elegir dónde y con quién parir. Uno de los inspiradores de este movimiento fue Michel Odent, obstetra francés, que recopiló una cantidad enorme de datos y estudios sobre cómo la especie humana ha estado perdiendo la posibilidad de nacer bajo los efectos de la “hormona del amor”, la oxitocina, y cómo las madres de esos seres humanos tampoco están pudiendo actuar bajo los efectos de esta “hormona tímida” a la hora de conocer a sus hijos.
Entonces, ¿qué pasará con un mundo donde los humanos ya no estamos viviendo el parto y el postparto con la hormona del amor y del cuidado? ¿Cómo promovemos la acción de la oxitocina durante el proceso del parto y el post parto?
Afortunadamente, la idea de un parto respetado está tomando importancia y ya sabemos que una mujer va a parir de la mejor manera si se logra crear un ambiente donde ella pueda sentirse segura y no observada, de esa manera cuidamos la pulsatilidad de la oxitocina para que el parto ocurra sin trabas. Hasta ahí vamos bien, pero, ¿qué pasa después de un parto, cuando llegamos al puerperio? Ahí parece que nos olvidamos de todo lo que habíamos aprendido.
En la práctica de la lactancia materna, la “técnica de lactancia”, que venimos enseñando hace muchos años, no ha estado dando los resultados que esperamos justamente porque, en vez de seguir en el ambiente apto para mantener el neocórtex inhibido y así promover la secreción de oxitocina y una conducta instintiva, nos dedicamos a “enseñar” una supuesta técnica para amamantar, activando así el neocortex. Hay varias escuelas trabajando en este problema, tratando de promover el autoenganche, el gateo al pecho, etc.
Dentro de las propuestas basadas en evidencia, el método Biological Nurturing me parece el más lógico; lo veo como el futuro, el camino a seguir. Para los profesionales de la salud, es un método estructurado y basado en la evidencia para observar las conductas de lactancia, asegurándonos de proteger y promover una alta pulsatilidad de oxitocina para que dichas conductas sean instintivas. En esta práctica, no enseñamos habilidades ni técnicas, ya que eso activaría la neocorteza de la madre y la haría sentir inhibida. Lo primero que observamos es el nivel de oxitocina de la madre: ella está en una postura cómoda, reclinada, con todo su cuerpo apoyado y relajado. Su guagua está encima de la madre, con contacto ventral continuo, aprovechando la gravedad como aliada; la madre puede tener las manos libres y proteger a su guagua, quien puede moverse, tal como lo hacía en el útero, ¡practicando sus habilidades de lactancia incluso antes de nacer!
Estos movimientos están presentes incluso cuando el recién nacido duerme, por lo que se recomienda colocarlo al pecho cuando está dormido para que sus movimientos y reflejos sean más fluidos y menos amplios, facilitando así la lactancia. Podríamos decir que este método hace que la lactancia sea más placentera tanto para la madre como para su guagua, ya que ambos se encuentran cómodos, en posiciones de descanso y disfrutando del agradable efecto de la pulsatilidad de la oxitocina.
Finalmente, me gustaría añadir que, en mi opinión, es un enfoque feminista muy acertado, porque pone de manifiesto nuestra profunda sabiduría como madres y la valida ante el mundo.
Pamela Rubio Werner
Matrona Maternas Chile
Especialista en lactancia materna
Certificada en Biological Nurturing
@pamerubio








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